viernes, 3 de mayo de 2013

TEMA 12: SON INSEPARABLES EL BAUTISMO Y LA CRUZ


FELIPE:  Las  veces  que  Jesucristo  anuncia  su  bautismo  nunca  lo  hace  refiriéndose  al  que recibió  de  Juan  sino  más bien  al  que  iba  a  recibir  en  su  pasión,  muerte  y  resurrección;  y  éste le  causaba agonía, angustia  (Mc 10,35-40; Lc 12,50).  Es un sacramento que se vive siendo fiel  al  Padre  en  las  horas  de  desierto,  de  prueba,  permaneciendo  firme  en  su  promesa  de  la Resurrección  y  siendo  responsables  en  nuestros  compromisos  ya  asumidos  con  Dios.

Así lo describía San Ambrosio (340?–390 d.C.): “Considera donde eres bautizado, de donde viene el Bautismo: de la cruz de Cristo, de la muerte de Cristo. Ahí está todo el misterio: El padeció  por  ti.  En  Él  eres  rescatado,  en  Él  eres  salvado” Cf. CIC, 1225.

ETÍOPE: Qué tristeza me da escucharte eso, Felipe; porque la mayoría de los Católicos nada más pensamos en el bautismo para buscar padrinos, hacer fiestas y tomar aguardiente. Es impresionante  como  hemos  olvidado  lo  que  significa  el  bautismo.

FELIPE:  Tienes  razón.  Pero  me alegro  por  ti,  Etíope,  que  has  tomado  conciencia  de  ello.  Todos los bautizados debemos estar conscientes que al igual que Jesucristo, en la vida siempre tendremos muchos momentos donde el bautismo nos espera. Quiero decir , que no es un hecho del pasado; el bautismo lo vivimos en cada situación de agonía, de pasión, cuando nos  llegan  las  pruebas,  las  dificultades.  Allí  tenemos  que  permanecer  con  Jesucristo,  tomar la  cruz,  ser  fieles,  no  rendirnos,  superar  todas  las  tentaciones.  Mientras  somos  fieles  a  Él  las tormentas  se  van  calmando.



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