Oración a la Santísima Virgen
¡Oh María, Madre de todos los hombres!
Bendícenos, para que en nuestros hogares
sea siempre alabado el nombre de Dios.
Bendícienos, para que nunca nos falte el pan,
el trabajo y el amor.
Concédenos cada mañana
tu paz y alegría,
tu sinceridad y tu plenitud,
para cominar con entusiamo contigo
por la senda de la vida.
Ayúdanos a sentir la tarea de cada día-
Haz que seamos fuertes en el dolor
y claros en las decisiones que debemos tomar.
llénanos de fe, de esperanza y de caridad,
para sentinos hermanos de nuestros hermanos,
para fortalecer a los débiles, confortar a los fatigados
y compartir nuestras satisfacciones,
y alientes a quienes se sienten solos.
Oh María, ruega por nosotros.
Amén.
Según el plan y el tiempo fijado por Dios para la salvación del mundo, la Santísima Virgen fue concebida, pero no como los demás seres, sino pura y sin mancha: sin pecado original.
Algunos textos aseguran esta verdad. El Génesis recuerda el pecado de Adán y Eva y el castigo del Señor. Dios maldice a la serpiente con estas palabras: "Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; ella quebrará ti cabeza y tú estarás siempre bajo sus pies" (Gen 3 15).
Sobre estas palabras pueden considerarse estas reflexiones :
- Que una mujer prodigiosa su descendencia vencerían a la serpiente (o al pecado).
- Que entre la sepiente y la mujer habría enemistad perpetua (ya que la gracia y el pecado no pueden estar juntos.
- Que el demonio (el pecado y la muerte) quedaría vencido por la victoria de esa mujer.
En el Nuevo Testamento, cuando el ángel Gabriel saluda a María con estas palabras "Dios te salve, llena de gracia" (Lc 1, 28) concretamente, llama Inmaculada a la Virgen, porque precisamente en su inmaculada concepción ella fue llena de gracia.
Los padres y doctores de la Iglesia, los místicos y los ascetas, los poetas y los historiadores, los himnos y la doctrina de la Sagrada Liturgia, alabaron y aclamaron a la Madre de Dios. El Papa Pio IX, recogiendo toda esa tradición y anhelo del pueblo cristiano, proclama el dogma de la Inmaculada Concepción y, en este misterio, María es objeto de alabanza por toda la Iglesia. Así se cumplen sus palabras: "Me llamaran bienaventurada todas las generaciones."
E la aparición de Lourdes, Ella misma confirma las palabras del Papa en la proclamación de este dogma. María habla a Bernardita: "Soy la Inmaculada Concepción". Estos acontecimientos han reafirmado la fe de la Iglesia en este misterio.
La Iglesia conmemora la fiesta de la Inmaculada Concepción el ocho de diciembre, día en que la liturgia celebra con coros de alabanza en honor a María Inmaculada. En esta celebración, la liturgia nos invita a meditar sobre lo que significa y representa este msiterio para la savación de los seres humanos.
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