Dicen: “EN LA BIBLIA DICE QUE NO SE BAUTIZA A LOS NIÑOS SINO A LOS ADULTOS”
Requisito para la salvación. MC. 16, 16.
Requisito para la salvación. MC. 16, 16.
El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea será condenado
Mandato de Jesús. MT. 28, 19.
Id, pues, y haced mis discípulos a todos los habitantes del mundo; bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Requisito para entrar al REINO DE DIOS. JN 3, 5-7.
5 Jesús le contestó:
–Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que nace de padres humanos es humano; lo que nace del Espíritu es espíritu. 7 No te extrañes si te digo: ‘Tenéis que nacer de nuevo.’
Familia completa. HECH 16, 31-33.
31 Ellos contestaron:
–Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu familia.u
32 Y hablaron del mensaje del Señor a él y a todos los de su casa. 33 A aquella misma hora de la noche, el carcelero les lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron bautizados.
Familia entera recibiéndolo. 1 COR 1, 16
También bauticé a la familia de Estéfanas, pero no recuerdo haber bautizado a nadie más.
Lectura recomendada: http://www.apologetica.org/bautismo-casorosendi.htm
9 de enero de 2011
Domingo 9 - El Bautismo del Señor. (F). Blanco.
Así como Jesús se manifestó en su nacimiento a los pastores y se reveló a los Magos de Oriente, en el momento de su Bautismo en el Jordán, se nos revela como el Hijo de Dios. Con esta fiesta concluye el tiempo de Navidad y comienza el tiempo Ordinario.
Lectura del libro del profeta Isaías (42, 1-4. 6-7)
Esto dice el Señor: “Miren a mi siervo a quien sostengo, a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles; no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Promoverá con firmeza la justicia, no titubeará ni se doblegará hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano, te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Comentario: Qué importante sería aplicar este texto a nosotros mismos y considerar que el Señor nos llama "sus servidores" y que nos envía a transformar la realidad en que vivimos. Releamos, entonces, este texto pensando en nuestra identidad y en nuestra misión.
Salmo Responsorial Salmo 28
Te alabamos, Señor.
Hijos de Dios, glorifiquen al Señor, denle la gloria que merece. Postrados en su templo santo, alabemos al Señor.
Te alabamos, Señor.
La voz del Señor se deja oír sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es poderosa, la voz del Señor es imponente.
Te alabamos, Señor.
El Dios de majestad hizo sonar el trueno de su voz. El Señor se manifestó sobre las aguas desde su trono eterno.
Te alabamos, Señor.
Segunda Lectura Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10, 34-38)
En aquellos días, Pedro se dirigió a Cornelio y a los que estaban en su casa, con estas palabras: “Ahora caigo en la cuenta de que Dios no hace distinción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que fuere. El envió su palabra a los hijos de Israel, para anunciarles la paz por medio de Jesucristo, Señor de todos.
Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Comentario: Pedro hace memoria de lo que ha vivido Jesús, y desde cuándo ha comenzado lo que ellos hoy están viviendo. Su predicación, entonces, no es producto de su imaginación ni de su fantasía, sino que él anuncia lo que Dios ha manifestado.
Aleluya. Los cielos se abrieron y se oyó la voz del Padre: "Éste es mi Hijo muy querido". Aleluya.
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (3, 13-17)
Gloria a ti Señor.
En aquel tiempo, Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo:
“Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?” Jesús le respondió: “Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere”.Entonces Juan accedió a bautizarlo.
Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en forma de paloma y oyó una voz que decía, desde el cielo:
“Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario: El bautismo de Jesús marca, en los evangelios, el comienzo de su misión y de su predicación sobre el Reino. Y este comienzo parte de una fuerte experiencia espiritual: la revelación de Dios como Padre de Jesús. Esta experiencia, que, sin dudas, ha atravesado Jesús, nos llega a nosotros considerando también nuestra condición de hijos de Dios y, por lo tanto, también "predilectos".
Reflexion :
Hoy, como comunidad de creyentes, celebramos el bautismo de Jesús y, junto con él, nuestro bautismo. Así pues, las lecturas de este día nos ofrecen tres elementos que identifican el verdadero bautismo en el Señor.
Un primer elemento lo encontramos en el texto de Isaías, quien nos habla de la actitud del siervo de Dios; éste ha sido llamado y asistido por el Espíritu para llevar a cabo una especial misión en el pueblo de Israel: hacer presente con su vida la actitud misma de Dios para con la humanidad; es decir, evidenciar que Dios instaura su justicia y su luz por medio de la debilidad del ser humano. Por tanto, la tarea de todo bautizado es testimoniar que Dios está actuando en su vida; signo de ello es su manera de existir en medio de la comunidad; debe ser una existencia que promueva la solidaridad y la justicia con los más débiles, pues en ellos Dios actúa y salva; en ellos se hace presente la liberación querida por Dios.
El segundo elemento está presente en el relato de los Hechos de los Apóstoles. La intención central de este relato es afirmar que el mensaje de salvación, vivido y anunciado por Jesús de Nazaret, es para todos sin excepción. La única exigencia para ser partícipe de la obra de Dios es iniciar un proceso de cambio (respetar a Dios y practicar la justicia), que consiste en abrirse a Dios y abandonar toda clase de egoísmo para poder ir, en total libertad, al encuentro del otro, pues es en el otro donde se manifiesta Dios. A ejemplo de Jesús, todo bautizado tiene el deber de pasar por la vida “haciendo el bien”; tiene la tarea constante de cambiar, de despojarse de todo interés egoísta para poder así ser testigo de la salvación.
El evangelio de Mateo desarrolla el tercer elemento que identifica el verdadero bautismo: La obediencia a la voluntad del Padre. “La justicia plena” a la que se refiere Jesús en el diálogo con Juan el Bautista manifiesta la íntima relación existente entre el Hijo de Dios y el proyecto del Padre. Esto significa que el bautismo es la plenitud de la justicia de Dios, ya que las actitudes y comportamientos de Jesús tienen como fin hacer la voluntad de Dios. Esta obediencia y apertura a la acción de Dios afirma su condición de hijo; es hijo porque obedece y se identifica con el Padre. Esta identidad de Jesús con el Padre (ser Hijo de Dios) se corrobora en los sucesos que acompañan el bautismo: El cielo se abre, desciende el Espíritu y una voz comunica que Jesús es Hijo predilecto de Dios. Es «hijo» a la manera del siervo sufriente de Isaías (Is 42,1): hijo obediente que se encarna en la historia y participa completamente de la realidad humana. El bautismo, en consecuencia, provoca y muestra la actitud de toda persona abierta a la divinidad y voluntad de Dios; y hace asumir, como modo normal de vida, el llamado a ser hijos de Dios, identificándonos en todo con el Padre y procurando, con nuestro actuar, hacer presente la justicia y el amor de Dios. Por desgracia, en la actualidad el bautismo se ha limitado al mero rito religioso, desligándolo de la vida y la experiencia de fe de la persona creyente. Se ha olvidado que el bautismo es el hecho fundamental del ser cristiano, pues evoca la vida, la muerte y la resurrección de Cristo y la participación de todo cristiano en este misterio. El bautismo viene a significar en síntesis, y teniendo en cuenta los elementos descritos anteriormente, la entrega generosa a Dios y a los hermanos a ejemplo del mismo Cristo.
La pedagogía del Evangelio nos indica cómo, antes de iniciar Jesús la vida pública, es refrendado por su Padre y por el Espíritu Santo, para que a la hora de llamar a los discípulos comprendan a quién siguen.
La iniciación bautismal no es un rito mágico, es una profesión de fe en el misterio de Dios, en su revelación histórica en Jesucristo, en las mediaciones sacramentales providentes y eclesiales, en la vida eterna.
El bautismo es profesar el encuentro con Jesucristo, la gracia de pertenecer a los seguidores de quien se nos ofrece como Mesías, Amado de Dios, Hijo predilecto suyo. Los bautizados somos del Señor. Tenemos por herencia la suerte de Jesús.
Hoy se nos inicia en la experiencia de gloria, para saber interpretar la cruz, de luz para caminar en la noche, de belleza para transfigurar el momento de desesperanza, de Dios para reinterpretar toda la historia desde Él, de vida para atravesar la frontera de la muerte.
Dios tiene poder para configurar nuestra humanidad con su divinidad, y para trastocar toda la escala de valores. Para Dios lo pequeño es grande; lo último, primero; la pobreza, anticipo de bendición; la obediencia, signo de libertad; la circuncisión del corazón, plenitud de amor.
Hoy tenemos posibilidad de renovar nuestro consentimiento bautismal, nuestra profesión más solemne, por la que se nos ha concedido la filiación divina, para siempre. Dios no retracta el juramento, somos suyos, del linaje de su Hijo, del Hijo de la Nazarena
Renovemos nuestro Bautismo hoy dia
Este punto guarda relación directa con los puntos 8 (Jesús no es Dios, era sólo un profeta) y 25 (María no es ninguna Madre de Dios y de la Iglesia) de la Guía para Conocer, Defender y difundir nuestra FE CATOLÍCA.
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