miércoles, 11 de mayo de 2011

"HACIA UNA APOLOGÍA RENOVADA: MISIONERA Y ECUMÉNICA,". Dedicado a todos los apologístas católicos.


Hoy vuelve a aparecer la necesidad de conformar una legión católica que salga a emprender la expansión de la fe católica. ¿A quienes les corresponde? Digo que debe hacerla cada persona, cada bautizado, que haya estado recibiendo formación en centros o iniciativas eclesiásticas de conocimiento y capacitación en la fe. De modo especial, lo han de hacer quienes han asumido el compromiso de la apologética, que por lo visto en variadas páginas de internet, son muchos.
Hoy vuelve a surgir los tiempos de la necesidad de volver a salir a predicar y expandir la fe católica, recuperar los espacios perdidos no tanto por la proliferación de los grupos de diversa tendencia anticatólica, sino por algunos errores y descuidos internos dentro del seno de la misma Iglesia que debemos detectar y curar pronto antes de que sigamos contemplando pasivamente la creciente pérdida de hermanos Católicos. 

Miles de personas que incursionan en otros grupos y tendencias provienen de la Iglesia Católica y hasta han salido de realizar labores de compromiso en parroquias, comunidades e instituciones católicas. Han sido la CONSECUENCIA de una real y sostenida situación de CAUSA que se profundiza y se crece exponencialmente sin dificultad alguna mientras nos desbordan las miles y múltiples ocupaciones en las que andamos los pastores y bautizados todos de la Iglesia Católica.

ATENDAMOS LAS CAUSAS,
NO TANTO LAS CONSECUENCIAS

La apologética que en muchos casos es mirada con distancia y rechazo es aquella del enfrentamiento, del choque, del discutir con los que son llamados grupos protestantes, a quienes se les ve como adversarios; aquella apologética que reduce y en muchos casos limita el uso de la Palabra de Dios al aumentar conocimiento y buscar controversias como objetivo último.

Al igual que los métodos pastorales repetitivos y arcaicos que en la Iglesia tenemos que renovar y superar, éste es uno de los casos donde también hay que introducir la renovación y el cambio dentro de la Iglesia Católica. Y razones hay en muchos casos y ejemplos concretos. 


Debemos comprender y reconocer que debemos enfocarnos no en la CONSECUENCIAS, sino mas bien en la CAUSAS: lo estática y alejada en que se tornó la Iglesia Católica en la acción netamente evangelizadora, a pesar de que abundan los documentos, planes, proyectos, etc. En las calles, sitios públicos, zonas populares y campesinas se sienten y se consiguen muchos vacíos que la Iglesia Católica va dejando y que van siendo aprovechados por otras propuestas pseudocristianas que confunden y desvían al error a muchos incautos, inocentes e ingenuos.

El Concilio Vaticano II quiso abrir las ventanas de la Iglesia al mundo, 
pero hoy dichas ventanas parecen tener óxido y por ello dificultad para abrir y cerrar. Se requiere hacer mantenimiento a la ventana y cambiar la visagra y a lo mejor cambiar y poner nuevas ventanas. Sigue siendo la misma casa, la misma pared, el mismo edificio; sólo se cambiarían las ventanas. Tal vez algunas paredes están frágiles con el pasar, el desgaste y los embates del tiempo, y haya necesidad también de rehacerlas, de hacerle paredes nuevas, siendo el mismo edificio de siempre. La ventana son realmente los métodos y maneras como hacemos todo en la Iglesia, visagras que están envejecidas, recicladas. 


Se nos observa a los sacerdotes, por ejemplo, como muy estáticos y conservadores en las formas y maneras de anunciar el mensaje del evangelio. Nos acostumbramos toda la vida a hacer las cosas como inigualables REPITIENTES, repitiendo siempre las mismas actividades, costumbres, métodos, iniciativas, etc; y lamentablemente muchos laicos van detrás repitiendo el modelo. A muchos se nos encuentra muy distantes y alejados de la gente, con severos incovenientes en las relaciones humanas y para el trabajo en equipo; y porque no, con dudosa vida de relación y comunicación diaria con Dios.


Todos los bautizados somos la empresa de Jesucristo, somos su Iglesia; en tiempos donde las empresas han desarrollado extraordinariamente la habilidad de obtener el máximo de los resultados con el mínimo de los esfuerzos. Lamentablemente la que deberia ser la mejor de todas las empresas es hoy tal vez una de las empresas, sino la mayor, donde se hace el máximo de los esfuerzos para obtener el más mínimo porcentaje en resultados. Razón tenia el Beato Papa Juan Pablo II de llamar a una Nueva Evangelización en métodos, en pasión, en ardor.


Los tiempos de la evangelización fuerte, según la historia de nuestros padres y grandes santos de la Iglesia, han sido también tiempos duros de apologética y veo que hoy estamos en la hora de una nueva y obligada labor misionera de defensa de la fe que la Iglesia Católica debe abordar. La fe del pueblo católico está expuesta continuamente al peligro ante diversos flancos de ataque provenientes de grupos y tendencias de diversa índole y naturaleza: los grupos evangélicos, el ateísmo, la nueva era, la santería, los regímenes de gobierno anti eclesiásticos, el consumismo, los grupos proaborto, pro matrimonio gay, pro eutanasia, etc.

LA APOLOGÍA Y LA CARIDAD PASTORAL

San Francisco de Sales
Debemos superar y romper con la simple apología clásica e ilustrada... es decir, con limitarnos a consumir conocimiento de doctrina para EXHIBIR después "que sabemos" "que conocemos" “que manejamos el tema”; dejar atrás la apología que lejos de sanar las diferencias con nuestros hermanos esperados las profundizan y las hacen más difíciles de resolver. Debemos evitar que se repitan viejas conductas farisaicas que Jesucristo tuvo que enfrentar. Entre todos debemos enfrentar la apologética desligada de la vida y de la comunión con la Iglesia, con la comunidad cristiana; pues de caer en ella, andaríamos en una apologética que internamente se estaría contradiciendo y deslegitimando a sí misma, por su doble discurso y su escasa credibilidad. 

La apologética de los nuevos tiempos ha de ser esencialmente ecuménica y al mismo tiempo arriesgada, como el buen pastor, que sale a proteger y a defender las ovejas que se le han confiado, ante el ataque de diversos lobos que con frecuencia las asaltan, hieren y dispersan. El buen pastor da la vida por las ovejas, las defiende. Esta es una característica que se ha perdido en muchos pastores de nuestra Iglesia Católica y en muchísimos bautizados. Debemos reconocerlo.


El ejemplo de grandes santos como San Francisco de Sales, San Roberto Belarmino, San Ignacio de Loyola, Don Bosco y otros más, nos retan al surgimiento de una nueva senda de la santidad vinculada con la apología; se nos abre hoy  el camino hacia una apología de la caridad de hacer cuanto esté al alcance de la creatividad para trabajar en la salvación de las almas y el bien común, transitando calles, pueblos, ciudades; corriendo peligros, difundiendo y multiplicando materiales impresos que sean de fácil comprensión para el que apenas medio sabe leer...

UN HERMOSO JARDÍN
PODEMOS FORMAR CON LA APOLOGÍA:
El Ecumenismo

La Iglesia necesita de los apologetas que presten hoy el urgente servicio misionero de reemprender el anuncio de la fe y la doctrina cristiana entre el pueblo católico sencillo y los alejados, que son abundantes. Aunque seguro librarían impresionantes batallas con los hermanos esperados, la Iglesia que tanto decimos defender, nos está necesitando para devolverle al pueblo católico las fuentes bíblicas e históricas de nuestra fe; nutrirlo y fortalecerlo en el sentido de pertenencia y en el amor e identificación con la Iglesia que Jesucristo fundó.

Las  bases en la fe de muchísimos católicos son muy frágiles, inconsistentes y fáciles de derribar por otros grupos anticatólicos y anticristianos. En plena comunión con la Iglesia y sus correpondientes pastores, los apologetas han de tomar la bandera de la predicación en los diversos caminos que la comunicación hoy ha encontrado para expandir la información en instantes a las grandes conglomeraciones humanas que hoy habitan las ciudades y las zonas urbanas.

En otras palabras, se nos viene el tiempo de la urgencia de una apologética profunda, completa pero a la vez muy orante, sencilla, muy popular, muy al alcance de todos, en tres vías: en internet, en papel y otros medios de comunicación, y ésta que considero vital: A PIE, ir a comunidades, barrios, zonas campesinas y CAPACITAR en la fe cristiana MUCHOS MULTIPLICADORES, encenderles el corazón ECUMÉNICO Y MISIONERO.

El que ejerce la apología hacia dentro de la Iglesia en comunidades, entre el pueblo ha de dar a conocer y expandir su labor en el internet y viceversa; quien hace la defensa de la fe por internet debe transitar y expandir la misión entre las ciudades y en las zonas campesinas. En ambos casos es imprescindible la vinculación e integración con la pastoral de la Iglesia particular, haciendo respectivos enlaces con las Diócesis y las Parroquias.

La Apología de los nuevos tiempos ha de ser en esencia MISIONERA y ECUMÉNICA y entrar así en el corazón del llamado de la Iglesia desde la exhortación apostólica DEI VERBUM y en sintonía con la Conferencia de Aparecida y la Misión Continental.

NOTA... El propósito de esta reflexión que comparto no tiene por objeto cerrar agotando el tema, sino todo lo contrario, dejarlo abierto al desarrollo para que lo enriquescan y complementen tod@s aquell@s que deseen aportar algo y construir entre todos un cuerpo de contenidos que nos ayuden a ENCONTRARNOS y a favorecer una cierta IDENTIDAD DE COMUNIÓN, entre todos los amantes y seguidores de la apología católica.

Atte: Padre Héctor Pernía, sdb.
Que hermosa sería la apología católica si los apologetas somos intensamente amantes de la Eucaristía, del amor como máxima de vida y  como metodología de encuentro con nuestros hermanos esperados. Los grandes apologétas de la Iglesia Católica han sido santos: amantes de la oración, del Santo Rosario, del gastar su vida entre las ovejas y de enseñar e infundir en el pueblo el amor por nuestra madre la Iglesia Católica.

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